Esta pequeña edificación de promoción municipal se construyó en los años 50 como vivienda para los alguaciles. Responde a una tipología edificatoria muy frecuente en esos años de posguerra, en promociones llevadas a cabo por el Ministerio de Vivienda y por el Instituto Nacional de Vivienda, particularmente en Valladolid. Se trata de viviendas de construcción  muy sencilla mediante un sistema portante de muros de carga de fábrica y bóvedas de ladrillo como cubrición de los espacios, dado lo prohibitivo del uso del acero y lo denostado que estaba el uso de la madera.

La intervención parte de un presupuesto muy ajustado, obligando al uso de materiales y soluciones de bajo coste que aseguren la recuperación de la vivienda en las condiciones que impone la normativa actual. Se restablece el sencillo volumen original, de unos 60 m2 construidos, que contaba con dos dormitorios, salón y cocina, eliminando las ampliaciones posteriores, ejecutadas de forma más modesta y que se encontraban en mal estado. La rehabilitación busca poner en valor las cualidades de la vivienda, sacando a la luz la bóveda de ladrillo, manteniendo y resaltando las texturas originales de las tabiquerías interiores y de los jarreados rugosos exteriores y restaurando la gloria tradicional. Los cerramientos se revisten al interior con paneles de madera contrachapada y con policarbonato. El patio se resuelve con la máxima sencillez, mediante un cerramiento de bloque de hormigón y un suelo de canto rodado y solera de hormigón.